miércoles, 3 de febrero de 2010

Apu Najasamamenapetilon

El diplomático finlandés es uno de los venerables de la UE y eso lo demuestra el presidente de la Comisión Europea, Durão Barroso, que ha dicho de él que es "un europeo muy comprometido, a quien todos respetamos en la UE". El penúltimo cumplido lo pronunció Ole Danbolt Mjos, presidente del Jurado: "Es un mediador extraordinario, durante los últimos 20 años ha figurado de forma prominente en misiones para resolver conflictos de larga duración", indicó después de dar el Nobel más esperado tradicionalmente, pues se entrega en Oslo en vez de en Estocolmo como el resto de los galardones.

Premiado por su infatigable labor diplomática, Ahtisaari es mucho más que un mediador, es un político emprendedor, un enemigo del acomodo profesional que tanto se da en los confortables asientos parlamentarios. Le ha dado tiempo para luchar por causas ajenas y lejanas, como la de Namibia, y para ser el presidente de un país cuyo Parlamento muchas veces no entendió la actitud tan decidida de su máximo mandatario en políticas exteriores.

Martti Ahtisaari, nacido en Viipuri (hoy llamada Vyborg, capital de la República rusa de Karelia) en 1937, es hijo de un suboficial del ejército finlandés, está casado y tiene un hijo. Ingresó en la Universidad de Oulu (Finlandia), donde completó el servicio militar licenciandose con el grado de capitán y se graduó en magisterio en 1959.

Al año siguiente tuvo su primera experiencia fuera de su país, en Karachi, Pakistán, como educador físico y formador académico dentro de una misión de la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA). Eso motivó su interés por los asuntos exteriores y de vuelta a Finlandia en 1963, reanudó estudios en el Politécnico de Helsinki y continuó activo en organizaciones centradas en la ayuda a países en desarrollo.

Consagrado políglota, habla sueco, francés, inglés y alemán. Su carrera política siempre ha estado proyectada hacia el extranjero, muy al sur de las fronteras finesas. Llegó al Ministerio de Asuntos Exteriores de su país en 1965 y pronto pasó a ser embajador en Tanzania, con acreditaciones en Zambia, Somalia y Mozambique, cargo que ocupó entre 1973 y 1976.

La afinidad que tenía Ahtisaari con África se consolidó definitivamente en Namibia, la primera de una larga lista de mediaciones internacionales. En este territorio del sudoeste africano, el hoy Nobel de la Paz llevó a cabo "la más importante" de sus misiones, como él mismo ha declarado. Durante trece años fue Representante Especial de la Secretaría General de las Naciones Unidas para Namibia, cargo que ocupó desde 1978 hasta que Sudáfrica abandonó el territorio. Mientras tanto su labor de refuerzo fue vital, a saber: Subsecretario de Estado a cargo de la Cooperación Internacional para el Desarrollo; Gobernador para Finlandia del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola; Subsecretario General para Administración y Gerencia de la ONU y jefe de operaciones de la UNTAG en Namibia durante 1989 y 1990, fechas críticas de la independencia.

Ahtisaari presidió Finlandia entre 1994 y 2000 propiciando su adhesión a la UE en un referéndum que obtuvo el 56 por ciento del apoyo ciudadano. Sin embargo, el país nórdico siempre fue bastante escéptico respecto a los asuntos exteriores y tenía un presidente que en 1999, como mediador de la UE para Kosovo, se entrevistaba habitualmente con Slobodan Milosevic y conseguía que su homólogo serbio aprobara las condiciones impuestas por la Comunidad Internacional para la paz en Kosovo, firmada el 9 de junio de 1999.

Así, el Parlamento finlandés, a pesar del cariño más o menos generalizado del pueblo por su presidente, era partidario de una política exterior bastante más prudente, mientras que entre las ideas de Ahtisaari no estaba rechazar a su espíritu diplomático. Le sucedió en marzo del 2000 Tarja Halonen, quien pasó a ser la primera mujer presidente de Finlandia, y ese mismo año, Ahtisaari ya estaba inspeccionando el desarme del IRA de la mano del diplomático sudafricano Cyril Ramaphosa.

En marzo de 2003 fue nombrado responsable dentro de la OSCE para los países de Asia Central: Kazajistán, Kirguizistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán; y en 2005 medió en el acuerdo de paz entre el Gobierno indonesio y la guerrilla "Movimiento por un Aceh Libre" (GAM), tras casi 30 años de conflicto.

El Nobel se lo ha ganado Ahtisaari por su infatigable trayectoria, pero el reciente proceso de independencia de Kosovo ha jugado mucho a su favor. La historia oficial habla de que Ahtisaari, como enviado especial para las negociaciones, presentó un 'Plan de Paz' que incluía una "soberanía limitada" para el territorio serbio. Al rechazo inmediato de Serbia y Rusia, el mediador finlandés respondió con un informe, entregado al Consejo de Seguridad, que recomendaba la independencia bajo supervisión internacional como "única opción viable" para la solución al conflicto. El resto es historia y su influencia parece evidente.

Mientras Ban ki Moon, Secretario General de Naciones Unidas, dice del Nobel de la Paz que "es el paladín de los ideales de la ONU", Serbia, Rusia o Cuba han calificado de "escandalosa" o "inconsecuente" la decisión del Comité de otorgarle el premio a Ahtisaari. De hecho, el diario de negocios ruso "RBC Daily" reveló que su 'Plan de Paz' le podría acarrear enormes beneficios económicos por su acuerdo con un capo de la mafia albano-kosovar.

En cualquier caso, en los libros de historia quedará que el Nobel de la Paz 2008 le fue otorgado a este diplomático que durante más de treinta años utilizó el poder del diálogo para solucionar conflictos que le quedaban muy lejos de casa.

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